Powered By Blogger

sábado, 3 de julio de 2010

Polos opuestos Capítulo 1

Necesitaba libertad. Tenía unas ganas horribles de que terminase ese maldito curso para irme de ese instituto plagado de incompetentes ,pero el curso acaba de comenzar. Ellos no saben defenderse solos ni en broma. Intentan disimularlo con sus peleitas de pacotilla que solo sirven para llamar la atención. Por favor, han recibido golpes peores en los equipos deportivos, la única diferencia es que aquí no tienen la entrepierna protegida, en el caso de los chicos. Y esas chicas...bueno, tienen unos metodos de llamar la atención muy peculiares. Me pregunto como se las apañarían solos en el mundo real sin la ayuda de sus queridos padres. Ellos que van a devorar el mundo y luego es el mundo el que los devora a ellos hasta el último delicioso bocado.

Es gracioso, siendo el mundo tan grande y, cuando estás en el instituto, es como si eso fuera un reino, un país independiente. Había una jerarquía de popularidad un tanto extraña. Era como una red invisible , pero ahí estaba y todos los estudiantes estábamos muy conscientes de ello. Aunque, sinceramente, yo no le hacía mucho caso. Para mí, el instituto era un edificio donde recibía clases y hacía exámenes. Tenía pensado apuntarme a algún club , pero ninguno me convencía. Probablemente, si me hubiera unido a esa telaraña pegajosa sería una de las peores nerd. Con mi esfuerzo sacaba las mejores notas y pasaba de arreglarme para el instituto. No iba como ``La Fea´´ pero iba en plan cómodo, iba ... normal.

Ya había terminado con la última clase y podía ir a mi casa de una vez. Mejor dicho mi apartamento. Todo el mundo estaba en los pasillos para dejar las cosas e irse a casa, tanto en sus coches como en autobús. Yo era de las pocas que iba caminando. Mi apartamento estaba cerca, a un par de calles. Cuando entre en el frío edificio pintado de rojo y marrón y con la madera de las puertas y las ventanas un poco desgastada, me olvidé del ascensor y subí hasta el 5º piso caminando. No era claustrofóbica pero, prefería hacer un poco de ejercicio a quedarme 5 minutos parada en ese ascensor tan dudoso de ejecutar un funcionamiento correcto. Cuando llegué a mi puerta 5B introduje la llave en la cerradura y la gire. Se escuchó un fuerte click y se abrió la puerta. Entré y la cerré por dentro dando paso a mi querido hogar. Este sitio, aunque era un poco sencillo y antiguo, era el lugar en el que más cómoda me sentía. Aquí podía hacer lo que quería sin sentir esas miradas clavadas en mi espalda. Aunque no me importara lo que pensaran de mí, no es comodo que te estén mirando todo el día esperando que hagas algo cómico o extraño. Ni que fuera un payaso o un fantasma.

El salón era sencillo, pintado de naranja y el techo de blanco, con una lámpara de pie en la esquina al lado de la tele, un pequeño sofá negro con una manta blanca encima y enfrente una pequeña mesa de té de madera con un mantelito blanco y una figurita de hada hecha de cobre.Había dos cuadros dorados de ninfas en las paredes. En la misma sala, al lado de los ventanales,a la izquierda; estaba una mesa mediana con seis sillas de madera, un mantel pequeño idéntico al de la mesa de té, con un jarrón con lirios blancos encima.

La cocina era un cuarto que se podía ver desde la sala gracias a que la encimera formaba parte de ambos cuartos como una barra de bar. La cocina era amarilla con el techo blanco, decorada con un jarrón en la esquina y el enorme reloj que había en la pared.Me fascinó cuando lo vi, era un reloj matemático. Mi cuarto era bastante sencillo, pintado de verde, en el estaban la cama con la colcha lima, mi armario blanco, mi gran estantería, donde guardaba todos mis libros y películas, y el escritorio de madera que estaba en la esquina, al lado de la ventana. Ahí hacía mis tareas, estudiaba y utilizaba mi portátil. El único cuarto que me falta es el baño, pintado en un extraño tono miel. Las velas aromáticas, los jabones sin estrenar y todas las cosas relacionadas con el aseo personal las guardaba en las gavetas bajo el lavamanos. Los artículos de limpieza los guardaba todos en unas gavetas de la cocina.

Básicamente esa es toda mi casa, solo vivo yo aquí. Mi padre falleció en un asalto al banco cuando tenía 5 años, le recuerdo , pero no tanto como a mi me gustaría. Mi madre está en Francia por motivos de trabajo y yo no quería irme, aunque ahora me sorprendo de mi decición, y nos las arreglamos para que Carlo venga una vez en semana para supervisar las cosas. Solo se queda a tomar un café y se va, así que realmente vivo sola.

Me dirigí a la cocina para prepararme algo de comer. Nada más abrir la nevera vi huevos y había pelado unas papas ayer por la noche. Tortilla. Conté los huevos y vi que no me daban, pues nada, papas revueltas. Lo hice más rápido de lo que creía y mientras comía mirando la gente caminando por la calle sonó el teléfono. Me levanté y lo cogí al tercer pitido.

- ¿Diga?
- Sarah, ¿al final voy esta tarde a tu casa?
- Claro Rose, no hay problema, ¿qué es?
- Matemáticas.
- Esta bien, te veo a las 5.
- De acuerdo, ahí estaré.

Colgué y miré el reloj de la cocina, eran las 3:25, todavía tenía tiempo de terminar de comer y terminar la pieza.

Después de limpiar los platos, fui a mi armario, saqué la caja de coser y una bolsita de la gaveta pequeña inferior del armario. Me senté en el sofá, cogí hilo y aguja para empezar a coser. Un bordado por aquí, otro por allá y antes de lo que esperaba Rose estaba tocando el timbre. Deje las cosas sobre la caja y casi corrí ha abrir la puerta. Cuando abrí, vi la sonrisa resplandeciente de Rose. Ella era una chica muy, muy hiperactiva, alegre y entusiasta. Cuando hacía algo, por muy absurdo que fuera, lo daba todo. Era de cuerpo pequeño y cara de niña con poquitas pecas en la nariz. De pelo rubio corto, por el cuello, ojos grandes negros.

- ¿Empezamos ya o...? ¡Vaya, lo has terminado ya!- Dijo corriendo hacia el sofá, tomando la pieza en sus manos.
- Le falta pequeños detalles.
- Me encanta la lencería que haces.- Dijo fascinada.
Sí, la pieza era un sujetador azul con sutiles bordados en forma de estrellas. Me encantaba la ropa interior, para mí, la ropa interior era una protección muy valiosa para las mujeres. No sería la misma sin ella... es difícil de explicar.
-¿Crees que podrías hacerme uno a mí?
- Claro, pero eso lo hablamos luego, ahora vamos a estudiar.
- Vale. - Afirmó sonriente, dejando el sujetador en su lugar y llendo a la mesa del comedor. Se detuvo en seco y empezó a rebuscar en su maleta hasta encontrar el monedero.
- Ten. - Dijo dandome 40 euros.
- ¿Para qué?
- Por las clases.
- Rose, no hace falta...
- Si hace falta, llevo todo el mes viniendo aquí ,hasta me quedo a cenar, es poco en comparación, pero mi madre y yo nos sentimos mejor así, aunque debería haberte traído más.
- Rose...pero si yo te enseño porque quiero, y me gusta cocinar, no hay ningún problema en que te quedes a cenar.
- Da igual, quédatelo, por favor.- Me miró con carita de perrito.
Suspiré resignada.
- Está bien, pero el sujetador si será un regalo ¿vale?
- Trato. - Dijo dándome un abrazo.
Se me olvidó otra de sus cualidades, era muy cariñosa.
- Venga, vamos ¿A ver, qué no entiendes?

Fin del Capítulo 1

Espero que les haya gustado este primer capítulo, me gusto mucho escribirlo. El reloj matemático es este, me llamo mucho la atención.¡Ah! La sala es la siguiente imagen, la tomé como base y la cambié un poco. La cocina estaría detras del fotógrafo. Poco a poco iré dando mas información de los personajes. Espero sus comentarios. Adiós ^^




jueves, 1 de julio de 2010

Fanfic de Escaflowne

Tengo una cuenta en fanfiction.net ( www.fanfiction.net/u/2309386/MeimiCaro_chan) principal mente por un fanfic de Escaflowne ya que, como a muchos, el final me pareció deprimente, y no porque fuera triste, sino porque es increíblemente seco y abierto y es una lástima porque el anime es realmente bueno, por lo menos en mi opinión.

Bueno, he pensado en ``decirlo´´ por si a alguien le interesa leerlo.