Powered By Blogger

martes, 31 de agosto de 2010

No sé que pensar...

Suavemente, la brisa acaricia mis manos, mis pies, mi pelo y mi vestido azul con una extraña dulzura, una que nunca creí merecer. Mis pasos sobre la húmeda arena negra y las olas me invaden de sensaciones y recuerdos. Algunos dolorosos, otros felices. Me pregunto, ¿por qué estoy llena de preguntas?,¿por qué la mayoría de ellas no tienen respuestas? Querer saber y no poder, ¿por qué en vez de desalentarme, me anima a seguir adelante para tratar de descubrirlas, de eliminar la oscuridad con un rayo de luz, de esperanza?

Me he enfrentado a miles de incógnitas en mi corta vida, muy pocas, y principalmente sin importancia, han tenido respuesta. Las demás siguen ahí, en la neblina de ideas de mi mente, retándome a contestarlas, a averiguar su respuesta. Probablemente, muchas de ellas se irán se mi mente con la fuerza de los años, introduciendo incógnitas nuevas, que seguirán retándome hasta ser solucionadas o caer en el olvido. Me gustaría saber si, en algún momento, todas esas preguntas tienen una solución que podemos saber, más aún, me pregunto si nuestra mente, anhelante de respuestas, está preparada para comprenderlas y, más aún, aceptarlas.

Ahora mismo, con el sol apareciendo en el horizonte, eliminando todas las sombras a mi alrededor, pienso que los humanos tendemos a complicarnos, que la respuesta, es más simple de lo que parece.

jueves, 12 de agosto de 2010

Por favor, la verdad

La verdad podía resultar realmente asquerosa. Me siento tan estúpido. ¿Cómo pude creer en todas esas patrañas? Mis padres no son mis padres, mi familia no es biológicamente mi familia. Eso lo sé desde hace años, y nunca he tenido ningún problema con ello.Todo lo contrario, estoy increíblemente agradecido porque me hayan aceptado. Pero, ¿por qué me mintieron? ¿Qué demonios ganaban con ello? Mis padres biológicos no murieron en un accidente, no murieron ese día básicamente. Me dejaron en aquel cuarto de aquel sucio y frío apartamento, solo, sin nadie que escuchara mi llanto. Mis padres, por casualidad sacaban a Tama, nuestro perro, de paseo y me encontraron. Sabía que en parte estaba mal que me sintiera así, ellos solo lo hacían por mi bien, porque no querían que creciera herido, pero después de tantos años diciendo que en la familia no hay mentiras, ni agujeros negros, ¿por qué sentía que algo me tragaba y me asfixiaba por dentro,brutalmente?

¿Podría salir de este pozo oscuro? No lo sabía, si no me encontraban ahora, en este apartamento casi derruido donde me encontraron en el pasado, no sabría que hacer. Sentí las lágrimas cayendo cálidas por mis mejillas entumecidas y me di cuenta del frío que hacía en realidad, de lo heladas que estaban muy manos y del castañeteo de mis dientes. Aún así, seguí llorando en silencio, con la oscuridad de la noche. De pronto, escuché los fuertes ladridos de un perro y la puerta se abrió de golpe fuertemente.
- Sabía que estarías aquí.- Dijo mi padre, apunto de llorar.

Mi madre corrió hacia mí y me abrazó fuertemente, humedeciendo mi hombro con sus lágrimas.

Me encontraron.

- Lo siento.- Susurré hundiendo mi rostro en el pelo de mi madre, estallando en llanto.

Aunque no paramos de llorar, me sentí en casa.

domingo, 1 de agosto de 2010

Polos Opuestos Capítulo 2

- ¿Cómo te ha salido el examen?
- Perfecto, no sabes cuanto te lo agradezco.
- No tienes que hacerlo, soy tu amiga.
- La nota que saque seguro que es buena y te la debo a ti.
- Enseñar matemáticas lo puede hacer cualquiera.
- No cualquiera me ayudaría.
- Lo que tu digas.
- Por cierto,la cena de ayer...-Se detuvo cuando un chico la interrumpió.
- Perdona, ¿tú eres Sarah?
- Sí...¿para?

Miré a Rose de solsayo extrañada. Ese chico era Luke Taylor, un chico de último curso , capitán del equipo de tenis. Era bastante bueno, gracias a él ganaron el torneo entre institutos. No me extrañaría nada que le hubieran ofrecido varias becas deportivas.

- Me gustaría hablar contigo.

Rose pilló la indirecta y me miró.

- Tengo que preguntarle algo al profesor de bio antes de irme ¿Te veo luego?
- Claro, te espero en mi casa a la misma hora.
- ¡Ok! Llevaré mis libros.
- Más te vale,no quiero que se te olviden otra vez. - Le dije seria , pero con una chispa de humor en los ojos.

La observé alejarse hasta que desapareció por una esquina y entonces me giré hacia él.

- ¿Qué querías decirme? Y, por favor, se directo.
- Bueno, he oído que sacas muy buenas notas y...
- Ni se te ocurra pedírmelo.
- ¿Perdón?
- Me vas a pedir que ayude a algún amiguito tuyo de mi clase o algún curso inferior ¿no?
- Si me dejas hablar será más fácil. Es cierto que quiero pedirte ayuda,quiero que me ayudes a mí.
- ¿Cómo? Pero si sacas de las mejores notas,y soy más pequeña que tú.
- Cierto, pero mientras hablaba con los profesores sacaron el tema de tu nivel. Parece ser bastante superior a la media. Querían ascenderte de curso, pero tu todavía no les has contestado.
- Profesores bocazas... Y bueno, aunque mi respuesta va a ser negativa, me gustaría saber para qué.
- Ellos tenían razón, eres testaruda.- Afirmó con una sonrisa.- Bueno, saco buenas notas menos en física y no quiero arriesgarme a sacar mala nota.
- Tu media bajaría ¿Es eso lo que te preocupa?
- Así es. No me he esforzado tanto para que una asignatura me hunda.
- ¿Y por qué recurres a mí? Soy un par de cursos menor que tú y hay muchos a los que se le da bien.
- Bueno,he oído a esa amiga tuya hablar de lo buena maestra que eres y, además, el profesor específicamente te recomendó a ti.
- Pero a ella la ayudo porque es mi amiga ¿Qué razón hay para ayudarte a ti?
- Te pagaré las clases.
- No me hace falta el dinero.
- ¿Y si te ayudo con otra asignatura?
- ¿Quién te ha dicho que necesite ayuda?- Pregunté cortante.
- El profesor Gomez me comentó que hay algunos alumnos que podrían tener una mejor nota ,pero...
- Bastante hago con intentarlo.
- Vamos, te puedo ayudar. Así subimos de puntuación los dos.Educación Física con un poco de práctica es fácil, a no ser que tengas alguna enfermedad ¿Tú...?
- No, estoy bastante sana, simplemente mi coordinación mano-ojo, es nula.
- Bueno, entonces te puedo ayudar, lo he hecho varias veces con los principiantes del equipo. Venga, acepta.

Me lo pensé detenidamente, buscando los pros y los contras. Ciertamente, me sacaba de mis casillas las notas que tenía en E.F., pero no quería estar cerca de Taylor.No le conocía y no sabía si quería conocerlo.

- Está bien.- Contesté resignada.- Primero veamos si te lo tomas en serio. Ven a mi casa a las 5. Espera un momento y te anoto la dirección.
- ¿Tu casa? ¿No sería más cómodo en la biblioteca? - Preguntó dudoso.
- No, Rose ya se ha acostumbrado a ese lugar de estudio, además, así no tenemos que hablar en susurros.Lo tomas o lo dejas. - Afirmé seria.
- Está bien, está bien. No hace falta que te pongas a la defensiva.-Contestó con un sonrisa para aliviar la tensión mientras cogía el papel. - Vale, creo que sé donde está. Nos vemos luego.-

Se despidió y salió corriendo a la entrada.

Me pregunto...¿por qué a mí? Podía haber ido perfectamente a clases particulares y , socialmente, le perjudicaría más estar conmigo. A sus amiguitos no les caía nada bien, aún menos a su novia. Pero eso no era mi problema. Me levanté, cogí mis cosas y me marché a casa. Vaya tarde me esperaba.

xXxXxXxXxXxXx

Comencé un nuevo conjunto para Rose con sus colores favoritos, blanco y rojo. Ya había hecho un boceto.

Era bastante simple, pero mono. Sabía que a ella no le gustaban las cosas demasiado cargadas. Tenía pensado hacerle un liguero y unas medias a juego, pero no sabía si a Rose le gustaban. A mí sí, aunque no los llevaría a clase ni loca. Tendría que preguntarle más tarde.

Miré el reloj, las 4:36. Pronto llegarían, así que me puse ha recogerlo todo y ha preparar la mesa para estudiar.A las 5 en punto sonó el timbre. Cuando abrí, Taylor esperaba con una serena sonrisa.

- Hola de nuevo.
- Si que eres puntual.
- Llevo esperando un rato dudando si este era tu apartamento.
-Podías haber tocado antes, venga pasa, puedes sentarte ahí. -Dije señalando al sofá con la mano.

Me aparté para dejarle entrar y cerré la puerta mientras él se sentaba.

-Vaya...todo esto...me gusta. ¿Quién lo ha decorado?
- Yo, gracias. Tenemos que esperar un poco.
- ¿Por?
- Rose no ha llegado aún, suele llegar un poco tarde.
- Podías habérmelo dicho.
-Todavía te estoy poniendo a prueba.Por cierto, una pregunta, si te esfuerzas tanto,debe ser por la universidad ¿A dónde quieres ir?
- ...A Princeton - Me dijo dudoso.
- Vaya...impresionante. He oído que no sabes que estudiar en la universidad, pero si quieres ir ahí es que, o dudas, o no quieres decírselo a nadie.
Le dirigí una mirada suspicaz mientras servía tres vasos de refresco.
- No se lo he dicho a nadie.
- ¿Te sientes inseguro?,¿o quizás tienes miedo de lo que digan?
- Un poco de ambas.- Me contestó entristecido.
- Perdona, he tocado un tema delicado, pero te voy a dar un consejo aunque no sé si lo necesitas. Pase lo que pase, es tu futuro, es a lo que te vas a dedicar el resto de tu vida. No suele salir bien trabajar en algo que te disgusta, por muy rentable que sea. La vida puede llegar a tener una apariencia vacía, un sabor amargo y te acabas rechazando a ti mismo. ¿Qué demonios importa lo que piensen los demás ahora cuando todo tu futuro está en juego? Mientras quede una mínima esperanza, sigue adelante.- Dije entusiasmada.

Él me miró impresionado, con una mirada insistente con un extraño brillo en los ojos y un inicio de sonrisa en los labios. No sé porqué me sonrojé y tuve que mirar a otro lado.

- ¿Q- Qué pasa?
- Gracias, sí me hacía falta ese consejo.
- No tienes que agradecer nada. Muchos te habrían dado un consejo o una respuesta mejor, este es solo el de una adolescente inmadura.
- Yo no creo lo mismo, me ha ayudado mucho. Ese consejo, lo sabes porque te ha pasado lo mismo ¿verdad?
- Sí- Contesté trémula.
- Lo suponía. Sabes, yo... quiero ser cirujano.
- ¡Vaya! Eso es genial, ¿por qué desconfiabas?
- No sé, me parece una profesión con una responsabilidad tan grande.
- Es cierto, pero si haces bien tu trabajo pienso que debe ser algo tan... satisfactorio. Ver a la gente feliz porque están sanos, porque podrán seguir viendo a la gente que tanto quieren...
- Pero mi familia...
- Claro, tu familia dirije una empresa.
- Sí, y quieren que yo asuma mis ``responsabilidades´´.
- ¿No tienes hermanos?
- Sí.
- Entonces, ¿por qué no se encargan ellos?
- Son muy pequeños y mis padres quieren que toda la familia esté dentro.
- Es una situación complicada, pero son tu familia. Al principio, puede que se nieguen...
- Se negarán.
- Pero con el tiempo aceptarán tu desición y solo querrán verte feliz.
- Es probable.
- ¿Tú quieres a tu familia no?
- Claro.
- ¿Y ellos a ti?
- Supongo, son mi familia.- Me contestó extrañado.
- Entonces no te preocupes . Cuando alguien te quiere, solo quiere lo mejor para ti. En el caso de los padres, por su experiencia, piensan que lo que ellos eligen es lo mejor. Aunque a veces se equivocan, no lo hacen con mala intención. Solo has lo que el corazón te indica. Uf... que cursi.

Él se rió fuertemente. Tenía una risa alegre y tranquila, ligeramente musical. Acabó contagiándomela. Cuando por fin nos tranquilizamos, me volvió a mirar de esa forma tan extraña.

- Tú...- Comenzó a decir, pero le interrumpió alguien tocando el timbre.
- Debe ser Rose,Taylor siéntate y comienza a sacar tus libros.

Él se dirigió rápidamente a la mesa después decir ``Sí, señora´´ con la mano en la frente. Resultó muy cómico.

Cuando abrí la puerta encontré a Rose totalmente colorada y casi sin aire.

- Perdóname, no había manera de que Cynthia se durmiera.
- No pasa nada, venga entra. En un momento te doy un vaso de agua.
- Gracias.- Me sonrió y paso a mi lado para ir a la mesa. Al verle allí sentado saludándola con la mano se giró hacia mí con la sorpresa aún en la cara.
-¿Qué...?- Me empezó a susurrar.
- Después te lo explico, ahora será mejor que empezemos.

Fin del Capítulo 2