Powered By Blogger

lunes, 21 de junio de 2010

Las incógnitas siempre atadas al final

Quién sabe ¿Quién sabe porque estoy aquí? ¿ Por qué me he metido en esto? Ya no recuerdo nada. No entiendo nada y... no sé si quiero entenderlo.

No me quedan fuerzas para seguir, la sangre de mis venas corre fuera de mí, borboteante y tibia, tiñendolo todo de rojo. La culpa me ata las manos y me impide levantarme y seguir adelante ¿Por qué su rostro sonriente, lleno de esa luz que me transmitía tanta calidez, esa dulce tibieza que me llenaba por completo; ahora me quemaba y me flagelaba por dentro? ¿Por qué recordarlo todo ahora? Justo cuando no puedo hacer nada, cuando todo se acaba, ¿por qué toda mi vida apare como una película delante de mis ojos entrecerrados en cuestión de segundos? ¿POR QUÉ?

Un recuerdo,otro, otro...¡otro! Los recuerdos se suceden, desde mi más tierna infancia hasta ahora. De pronto, la película se realentizó, quizás por cosa de mi masoquista imaginación, en cada momento en el que aparecía ella y, maldita sea, hasta ahora no me había dado cuenta de hasta que punto llenaba mi vida y lo vacío que estaba ahora. He perdido. Y siguen sucediendo las imágenes mientras me hundo cada vez más en una profunda oscuridad, cierro los ojos y me llevo el recuerdo de su sonrisa y su mirada iluminada antes caer en las tenebrosas y afiladas garras de la muerte.