Entre la pausadas notas producidas por la guitarra y las largas pasiones calmadas del violín, mi alma se relaja y se hunde en otro mundo.
Se complementan perfectamente, en compleja sincronía, tal que me cuesta entenderla. Mientras que la guitarra me recuerda a las ondas en el agua, el violín sigue su propio ritmo, marcando a la propia guitarra, como el viento entre las hojas.
Definitivamente, es una combinación maravillosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario