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jueves, 12 de agosto de 2010

Por favor, la verdad

La verdad podía resultar realmente asquerosa. Me siento tan estúpido. ¿Cómo pude creer en todas esas patrañas? Mis padres no son mis padres, mi familia no es biológicamente mi familia. Eso lo sé desde hace años, y nunca he tenido ningún problema con ello.Todo lo contrario, estoy increíblemente agradecido porque me hayan aceptado. Pero, ¿por qué me mintieron? ¿Qué demonios ganaban con ello? Mis padres biológicos no murieron en un accidente, no murieron ese día básicamente. Me dejaron en aquel cuarto de aquel sucio y frío apartamento, solo, sin nadie que escuchara mi llanto. Mis padres, por casualidad sacaban a Tama, nuestro perro, de paseo y me encontraron. Sabía que en parte estaba mal que me sintiera así, ellos solo lo hacían por mi bien, porque no querían que creciera herido, pero después de tantos años diciendo que en la familia no hay mentiras, ni agujeros negros, ¿por qué sentía que algo me tragaba y me asfixiaba por dentro,brutalmente?

¿Podría salir de este pozo oscuro? No lo sabía, si no me encontraban ahora, en este apartamento casi derruido donde me encontraron en el pasado, no sabría que hacer. Sentí las lágrimas cayendo cálidas por mis mejillas entumecidas y me di cuenta del frío que hacía en realidad, de lo heladas que estaban muy manos y del castañeteo de mis dientes. Aún así, seguí llorando en silencio, con la oscuridad de la noche. De pronto, escuché los fuertes ladridos de un perro y la puerta se abrió de golpe fuertemente.
- Sabía que estarías aquí.- Dijo mi padre, apunto de llorar.

Mi madre corrió hacia mí y me abrazó fuertemente, humedeciendo mi hombro con sus lágrimas.

Me encontraron.

- Lo siento.- Susurré hundiendo mi rostro en el pelo de mi madre, estallando en llanto.

Aunque no paramos de llorar, me sentí en casa.

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