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jueves, 21 de octubre de 2010

Brillar...

La Luna es realmente hermosa, pero no es capaz de relucir por si misma, necesita el bello fulgor del Sol para destacar entre las estrellas y darnos cuenta de que es diferente, de que no es otra estrella más, de que es un satélite amante del Sol.

Siempre hemos escuchado el dulce amorío imposible entre ellos, que solo sucumbe a la tentación con la magia del eclipse, pero, por esa regla, ¿no es la Tierra otra amante pasional del Sol? ¿Venus? ¿Y Marte?

Todos lucen sus maravillas , de la forma más dulce hasta la más enigmática, con su ayuda radiante. Refulgen, brillan, pero no son solitarios, siempre necesitan una mano amiga. El Sol, que tiene ese poder, ¿qué quiere? ¿Por qué los ayuda? ¿Se ríe de ellos? ¿Se siente solo?

¿Por qué?

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